Bueno, lo primero que hay que decir es que el Nobel siempre fue un gran show mediático. Pero no es nada nuevo. Este año la Academia Sueca decidió darle el Nobel de Física a John Hopfield y Geoffrey Hinton. Y lo hizo por sus descubrimientos sobre las redes neuronales artificiales y el aprendizaje automatizado. Lo que parecía, y lo subrayo, un premio de “física”, terminó siendo para dos figuras de la inteligencia artificial.
Y, claro, eso generó un montón de preguntas. Preguntas del tipo: “¿Esto en serio es física?” o “¿Por qué no se lo dieron mejor en medicina, con eso de las neuronas?”. No es que esas dudas no tuvieran fundamento, lo entiendo perfectamente, pero vamos a ser honestos: ¿acaso alguien aún cree que los Nobel son premios puramente científicos?
Parece que siempre esperamos que el Nobel sea un faro puro de la ciencia, pero en realidad, estos premios se parecen mucho más a un concurso de popularidad. Y no lo digo como una crítica dura y vacía; lo digo porque así ha sido desde sus comienzos.
El Nobel: Entre la Ciencia y el Marketing Personal

Voy a ponértelo así de simple: Alfred Nobel no quería ser recordado como el “señor de la guerra”. Ya te cuento por qué. Resulta que en 1888, un periódico se equivocó y publicó que él había muerto, con el titulito: «El Doctor Alfred Nobel, que se hizo rico encontrando formas de matar personas más rápido que nunca antes, murió ayer». El problema es que el que había muerto era su hermano Ludvig. Pero esa frase le quedó dando vueltas a Alfred.
¿Qué pensó? Que no quería pasar a la historia como otro magnate de la guerra. Ahí nació la idea de los premios. Lo de la paz y lo de la ciencia, todo mezcladito para compensar. No nos engañemos: los premios Nobel, desde su creación, han sido una mezcla entre redención moral y una de las mejores campañas de imagen de la historia. Y esto explica muchas cosas.
«Los Nobel son la alfombra roja de la ciencia.»
Las tres disciplinas originales eran medicina, física y química, las más emocionantes para el público de principios del siglo XX. Las que todos consideraban como «las ciencias serias». Pero, claro, el mundo cambió, y la ciencia también. Llegó un momento en que la física y la química tradicionales no eran suficientes, y tuvieron que inventarse el Nobel de Economía para mantener el ritmo.
Y no fue el único cambio, ojo.
El Premio se Mueve al Ritmo de la Actualidad

En 2016, por ejemplo, Bob Dylan se llevó el Nobel de Literatura. ¡Bob Dylan! Que ojo, a mí me encanta Dylan, pero es un músico, un poeta de la música si quieres. Fue algo que sacó de onda a muchísimos. Y en 2020, el Nobel de Química se fue para Emmanuelle Charpentier y Jennifer Doudna por el CRISPR-Cas9. Un avance brutal, sí, pero la gran duda era: ¿Qué Nobel se debería llevar, el de Química o el de Medicina? Da igual, en realidad. Pero ese debate deja claro algo: las categorías ya no encajan.
Pasa lo mismo con el Nobel de este año a Hopfield y Hinton. Su trabajo tiene un pie en la física, sí, pero otro en la inteligencia artificial y la biología. Y no seamos ingenuos, lo que está pasando es que el Nobel quiere seguir siendo «el gran premio» de la ciencia, y si la ciencia se vuelve interdisciplinaria, ellos también tienen que adaptarse.
Los Límites Borrosos de la Ciencia
¿Qué hacía un psicólogo cognitivo como Hopfield llevándose un Nobel de Física? Bueno, parece que la misma Academia sabía que esto iba a levantar polvo, porque desde el primer párrafo de su justificación dejaban claro que las redes neuronales artificiales extienden los límites de la física. Algo así como decir «miren, sabemos que esto no es física tradicional, pero aquí estamos rompiendo fronteras».
Lo que pasa es que la ciencia de hoy no se queda dentro de cajitas perfectamente etiquetadas. Lo de Hopfield y Hinton no es solamente física, ni solo inteligencia artificial, ni solo biomedicina. Es un poco de todo. La física moderna ya no está hecha solo de átomos y ecuaciones, también incluye sistemas complejos, inteligencia y vida.
El Nobel se enfrenta al dilema de premiar trabajos que se salen de las fronteras que él mismo marcó hace más de un siglo. Entonces, claro, la solución ha sido ser flexible. Y con «flexible» quiero decir que si la inteligencia artificial está de moda y está cambiando el mundo, el Nobel también tiene que subir a ese tren.
El Nobel: ¿Ciencia o Popularidad?
¿Por qué la gente se sigue sorprendiendo con estas decisiones? Porque todavía hay una idea romantizada de lo que debería ser el premio Nobel. Algo puro, inmune a las modas y a las políticas. Pero no lo ha sido nunca. Y eso no es necesariamente malo, ojo, solo es diferente. Si los premios se quedaran inmóviles, seguirían premiando a descubrimientos de física clásica del siglo XIX y se habrían vuelto irrelevantes hace mucho.
El Nobel es marketing de ciencia. Eso no significa que los premiados no lo merezcan, significa que el premio también tiene que vender la idea de que la ciencia es importante. Y para hacer eso, tiene que ser relevante. Tiene que subirse a la ola de lo que está cambiando el mundo ahora mismo.
Así que cuando ves a Hopfield y Hinton llevándose un Nobel de Física, lo que realmente estás viendo es el reconocimiento de que la inteligencia artificial es la nueva frontera. Es física, sí, pero también es matemáticas, biología, computación y un poco de filosofía también.
¿Qué sigue para los premios Nobel?
Pues ni idea, la verdad. Pero lo más seguro es que cada vez veamos más premios que parecen salidos de otro campo. O quizá, algún día, se decidan a cambiar las categorías de una buena vez. Quizás deberían incluir algo como «ciencia interdisciplinaria» o «impacto global». Porque la verdad es que el mundo ya no está dividido entre física, química y biología. Y la ciencia moderna, con toda su complejidad, tampoco.
En fin, los Nobel seguirán siendo un intento de premiar lo más relevante del conocimiento humano. Pero, claro, relevante cambia con cada generación. Y eso es lo que hace que, aunque a veces nos parezca un concurso de popularidad, sigamos pendientes de quién se lleva el premio cada año.
Resumen Rápido
- Los premios Nobel siempre han sido una campaña de imagen desde su creación.
- Alfred Nobel no quería ser recordado como un «señor de la guerra»; de ahí nacieron los premios.
- Las categorías originales ya no encajan con el mundo de la ciencia moderna.
- El Nobel de Física 2024 premió a expertos en inteligencia artificial, lo que generó controversia.
- Los límites de la ciencia son cada vez más borrosos y el Nobel trata de mantenerse relevante.
- Los premios Nobel se adaptan para seguir siendo el gran reconocimiento de la ciencia y la cultura.
Preguntas Frecuentes
1. ¿Por qué el Nobel de Física 2024 fue tan controvertido?
La controversia surgió porque se otorgó a expertos en inteligencia artificial, lo que algunos consideran fuera del campo tradicional de la física.
2. ¿Qué es lo que se premió exactamente?
Se premió el trabajo de Hopfield y Hinton en el desarrollo de redes neuronales artificiales y aprendizaje automatizado, fundamentales para la inteligencia artificial moderna.
3. ¿Qué importancia tiene la inteligencia artificial para la física?
Las redes neuronales extienden los límites de la física hacia nuevos fenómenos, como la vida y la computación, haciendo de la IA un puente entre disciplinas.
4. ¿Han cambiado las categorías de los premios Nobel?
No formalmente, pero han incluido el premio de Economía y están premiando trabajos más interdisciplinarios para mantenerse relevantes.
5. ¿Por qué los Nobel parecen un concurso de popularidad?
Porque buscan destacar lo más relevante y popular del conocimiento, adaptándose a los intereses de cada generación.
6. ¿Qué podría pasar con los Nobel en el futuro?
Podrían cambiar las categorías o incluir nuevas para reflejar mejor la naturaleza interdisciplinaria de la ciencia moderna.