¿Has sentido alguna vez que la versión «turística» de París, la de la Torre Eiffel y los croissants, deja de lado algunas joyas ocultas de la ciudad? Porque, sinceramente, sé que has oído hablar del Louvre y el d’Orsay. Pero, créeme, hay más en la «Ciudad de la Luz» que esos museos. Si tienes un espíritu más aventurero y un insaciable deseo de conocimiento (más allá de hacerte el culto en Instagram), déjame llevarte por un recorrido menos transitado: los museos de historia natural de París.
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Muséum National d’Histoire Naturelle
Imagina esto: entras a un edificio del siglo XVII, y te recibe el esqueleto completo de un diplodocus. ¿Interesante? Claro. ¿Aterrador? Solo si, como yo, viste «Jurassic Park» a la edad incorrecta. Fundado en 1793 por unos científicos algo locos (y digo locos en el mejor sentido de la palabra), el Muséum National d’Histoire Naturelle está en el Jardín des Plantes. Básicamente, es el Disneyland de los nerds.
¿Qué encontrarás aquí? Bueno, la «Grande Galerie de l’Évolution» es lo primero que destaca. Con una luz y ambientación que dan la sensación de estar en una cápsula del tiempo, recorrerás desde la fauna africana hasta la vida marina. Y sí, tienen cosas raras y fascinantes. ¿Alguna vez viste a un calamar gigante de verdad? Ni te imaginas lo que huelen después de estar años en un frasco de formol, pero no importa.
Galerie de Paléontologie et d’Anatomie Comparée
En el mismo complejo, justo unos pasos más allá, te topas con la Galerie de Paléontologie et d’Anatomie Comparée. ¿Qué es eso? Ah, solo la mayor colección de huesos y fósiles que verás en tu vida. Caminando por esos pasillos, me sentí como si estuviese en una versión ecológica de «Game of Thrones». Te rodean esqueletos de todas formas y tamaños, alineados en perfectas filas que parecen mirarte preguntar: «¿Qué hiciste tú con tu vida?»
Museo de la Evolución del Hombre y la Naturaleza
Claro, uno de los puntos menos visitados, pero uno de mis favoritos por su enfoque diferente es el Museo de la Evolución del Hombre y la Naturaleza. Porque, siendo honestos, entender de dónde venimos es tanto fascinante como perturbador. Imagínate ver dioramas de nuestros ancestros peludos y pensar: «¿Ese podría haber sido yo?» Sí, un poco incómodo.
[In another chapter of «data nobody asked for»], aquí puedes explorar la conexión y evolución entre los humanos y el entorno natural. Sí, es educativo. Sí, podría hacer que vayas a casa viendo a tu gato cuestionando cuál de los dos ha evolucionado más. Pero, bueno, de eso se trata aprender, ¿no?Reflexiones de un Callejero Profesional
Tal vez, lo que menos esperabas de un artículo sobre museos es una reflexión filosófica, pero aquí va. Estos museos nos recuerdan que somos una diminuta parte de algo monumental. Caminando por estos pasillos, uno no puede evitar sentir una conexión profunda con un pasado que no conocíamos, con un futuro que no podemos predecir.
¿Y sabes una cosa? Eso está bien. No tenemos todas las respuestas, pero tenemos fragmentos, historias, fósiles y huesos montados sobre pedestales. Como humanos, conviene recordar, con un toque de humildad, de dónde venimos y el viaje que nos ha llevado hasta aquí. Tal vez la próxima vez que sientas que la historia natural es solo para los ratones de biblioteca, recuerda que al final todos compartimos la misma e increíble historia. Cliché, lo sé, pero, ¿qué le vamos a hacer?
Lo Que Nunca Supiste Que Necesitabas Saber
¿Estos museos son aptos para niños?
Totalmente. De hecho, se sorprenderán más que tú (aunque no lo admitan). Niños y adultos pueden disfrutar por igual de las exposiciones, siempre y cuando no sean demasiado aprensivos.
¿Necesito saber francés?
No necesariamente. La mayoría de los museos ofrecen guías en inglés y muchas de las exposiciones tienen descripciones bilingües. Aunque, unas cuantas palabras en francés siempre ayudan.
¿Cuándo es el mejor momento para visitarlos?
Evita los fines de semana si puedes. Los días de semana por la mañana suelen ser menos concurridos, lo cual te da una mejor oportunidad para realmente disfrutar de la experiencia sin empujones ni prisas.