Esto es lo que pasa cuando uno sueña con robots que hagan las tareas aburridas. Al final, terminamos con robots intentando ser los nuevos Van Gogh o Freddie Mercury. La idea era clara: que las inteligencias artificiales nos ayudaran a quitarnos de encima lo tedioso, ya sabes, esas cosas que te quitan el alma, como llenar hojas de Excel o lavar los platos. Pero no, parece que los robots están más interesados en tomar un micrófono o un pincel y decirnos cómo se hace el «verdadero arte». Un poco irónico, ¿no?
¿Por qué tanto alboroto con las IA y los artistas?
Miles de artistas están furiosos, y con razón. Resulta que estas herramientas de IA que crean canciones, pinturas y hasta guiones de películas no nacen de la nada. No, se alimentan de millones de obras hechas por humanos. Obras con corazón, con vida. ¿El problema? Que se están usando sin permiso. Sí, así tal cual, sin más ni más.
Hace poco se armó una carta de protesta firmada por artistas de todo tipo: desde los músicos de ABBA hasta escritores como Kazuo Ishiguro (el Premio Nobel). Todos ellos diciendo, en pocas palabras: «Basta ya de usar nuestras obras para alimentar sus máquinas». ¿Es que acaso el talento y esfuerzo de los creadores de verdad vale tan poco?
«El uso sin licencia de obras creativas para entrenar una IA generativa es una amenaza importante e injusta para el sustento de las personas detrás de esas obras».
La paradoja del «arte sintético»
Lo que me parece realmente curioso es cómo hemos llegado a este punto. La tecnología que pensábamos iba a liberarnos del tedio cotidiano, ahora está robándonos la parte más pura de la experiencia humana: la creatividad. Y no es por dramatizar. ¡Es que las herramientas de IA están tomando arte que no les pertenece, mezclándolo, y presentándolo como si fuera suyo! Vamos, es como si alguien tomara tu pintura, le añadiera un toque y dijera: «Mira, ¡mi creación!».
Más allá de la legalidad, esto también va de valores. Esas canciones o ilustraciones generadas por IA no tienen historias personales detrás. No tienen esas noches de insomnio de un artista, ni las emociones que llevaron a ese alguien a crear. Lo que tienen es un código que intenta replicar lo que cree que es bonito o profundo. Y aquí es donde la cosa se pone difícil: porque, para muchos, el arte no es solo cuánto agrada a la vista o al oído. Es lo que te hace sentir y la historia que cuenta.
Scarlett Johansson vs. los «bots»
Mira, Scarlett Johansson también se involucró en la controversia. Y ¡cómo no! Alguien por ahí decidió usar su voz para entrenar una IA. Ni siquiera le pidieron permiso. Y no solo eso: Sam Altman, el mandamás de OpenAI, la contactó para ofrecerle ser la voz oficial de ChatGPT. ¿La respuesta de Scarlett? No, gracias. Pero lo más irónico es que, poco después, escuchó una voz casi idéntica a la suya en un bot llamado Sky. ¡Casi igual! Claro, no pasó mucho antes de que sus abogados se pusieran serios y la empresa tuviera que eliminar la voz.
En serio, esto no es un chisme de farándula. Lo que está en juego es algo mucho más grande: el respeto por el trabajo de los artistas. Es un problema que está creciendo, y no es solo Scarlett. Hay un montón de casos de gente que ha visto su trabajo «remixado» por estas IA sin ningún tipo de permiso.
¿Qué dice la ley sobre todo esto?
Ahí es donde la cosa se pone interesante (y también frustrante). Porque, claro, ¿cómo se regula algo que hace dos años ni siquiera existía en el radar? Las leyes de derechos de autor se crearon para proteger a los artistas, para que su trabajo tuviera valor y fuera respetado. Pero la IA, con su habilidad de devorar millones de datos, está poniendo esto a prueba de una manera brutal.
Un vacío legal que beneficia a las IA
Lo que sucede es que las leyes no estaban pensadas para lidiar con máquinas creativas. El concepto de «uso justo» (o fair use), que permite ciertos usos de obras protegidas sin tener que pagar, está siendo llevado al extremo con estas herramientas. Lo que antes se pensaba para, no sé, hacer una reseña o parodia, ahora se está usando como justificación para alimentar a algoritmos con todo lo que se encuentra en internet.
Entonces, aquí estamos. Sin reglas claras y con miles de obras artísticas siendo usadas como combustible para las IA. Y, claro, los artistas se están empezando a hartar. Algunos ya han iniciado demandas, mientras que otros han organizado movimientos para exigir mejores regulaciones. Por ejemplo, varias asociaciones de artistas han comenzado campañas en redes sociales para visibilizar este problema y presionar a las autoridades.
¿Arte humano vs. «arte» artificial?
Hablemos en serio: ¿qué se siente cuando una IA crea una canción que suena como tu banda favorita? Puede ser divertido al principio, sí, un truco de fiesta. Pero cuando lo piensas un poco más, te das cuenta de que eso que suena tan similar a Radiohead no es más que una imitación sin alma. Una versión barata de algo que, en su momento, fue revolucionario porque alguien lo pensó, lo sintió y lo vivió.
Y eso es lo que da miedo. Porque, en algún punto, la gente podría empezar a aceptar estas versiones diluidas del arte como si fueran el verdadero negocio. Como si la creatividad humana pudiera ser simplemente reemplazada por un algoritmo que ha aprendido cómo conectar ciertas notas musicales o palabras de una forma agradable.
Preguntas frecuentes: lo que todos quieren saber
- ¿Qué están haciendo los artistas para proteger sus derechos?
- Muchos están recurriendo a demandas legales, mientras que otros intentan presionar para que se creen leyes más claras y justas. La idea es regular cómo las IA pueden utilizar sus obras.
- ¿Cómo se alimentan las IA para crear arte?
- Estas herramientas usan millones de datos, incluyendo obras artísticas protegidas por derechos de autor, para aprender patrones y crear contenido similar. Todo sin pedir permiso.
- ¿Es legal que las IA usen obras sin licencia?
- Actualmente, hay un vacío legal. Depende del país y de cómo se interpreten las leyes de «uso justo». Pero, ético, definitivamente no es.
- ¿Pueden los artistas beneficiarse de las IA?
- Podría ser. Algunas IA pueden ayudar a crear bocetos o ideas rápidas. Pero si hablamos de generar una obra completa sin intervención humana, ahí la cosa se vuelve complicada.
- ¿Por qué algunos artistas están tan molestos?
- Porque sienten que su trabajo está siendo explotado sin su consentimiento. Es como si alguien tomara su esfuerzo, lo copiara y luego lo vendiera como propio.
- ¿La IA podrá reemplazar el arte humano en el futuro?
- Difícil decirlo. Pero lo que sí está claro es que, sin la chispa humana, el «arte» de la IA se siente vacío. Como una copia barata.
Resumen rápido
- Los artistas se están quejando porque sus obras están siendo usadas sin permiso por las IA.
- IA y «uso justo»: Las leyes no están claras sobre si esto es legal o no.
- Carta de protesta: Artistas de todo el mundo han firmado para detener esto.
- Scarlett Johansson y su voz: Un caso más de uso indebido de datos personales por una IA.
- ¿Arte sintético o real?: La IA puede imitar, pero no crear con la misma profundidad.
- Vacío legal: No hay reglas claras para frenar el uso no autorizado de obras.
Así que, al final, está claro que la cosa está complicada. Tenemos una tecnología que podría ser genial, pero también puede convertirse en la peor pesadilla de los artistas si no se regula bien. Veremos qué pasa, pero por ahora, el debate está más vivo que nunca.