¿Quién hubiera imaginado que en el corazón de París, la ciudad del amor y las baguettes, encuentras esos sabores picantes y llenos de vida que solo México puede ofrecer? Sí, esos tacos, burritos y tamales que te teletransportan instantáneamente a una fiesta mexicana. París no es solo croissants o foie gras; también es un buen lugar para los admiradores de la cocina mexicana. Ahora, si me preguntas qué lugares exactos debes visitar, déjame contarte un poco de mi experiencia.
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La sorpresa del rincón escondido
Fue una tarde cualquiera, paseando por las estrechas calles del Marais, ese barrio tan chic y artístico. De repente, el aroma inconfundible del maíz tostado y el cilantro fresco me detuvo en seco. Giré la esquina y ahí estaba, una pequeña taquería escondida entre boutiques de moda y galerías. A primera vista te sientes escéptico, pero, ¿por qué no arriesgarse? El olor era tentador, casi seductor.
Entré, pedí unas enchiladas y, wow, fue como un viaje directo a Puebla pero sin escalas ni jet lag. Al primer mordisco, sentí que había encontrado un tesoro culinario en pleno París. El equilibrio perfecto entre el picante y los sabores suaves del queso fundido era la poesía hecha comida. Nada que envidiar a una cantina mexicana auténtica. Me acordé de esa escena de «Ratatouille» cuando el crítico prueba el plato y viaja a su infancia. Algo parecido me pasó.
¿Mezcal en tierra de champán?
Claro, porque no todo es tequila bajo el sol del DF. Después de mi revelación culinaria, indagué más sobre otros rincones mexicanos de París. Y ahí fue cuando descubrí que el mezcal también tenía su espacio. En un bar escondido en Montmartre, encontré una carta de mezcales impresionantemente variada, como si un hechicero hubiera transportado todo el sabor y misterio de Oaxaca directamente al bohemio barrio parisino. Y quién sabe, igual terminó cruzando caminos con algún artista hambriento de inspiración.
¿Y los tamales? Claro que sí.
No me malinterpretes, adoro los croissants, pero la sensación de abrir un tamal recién hecho, con su textura suave y su relleno sabroso, no tiene comparación. Encontré un cafecito donde los tamales se servían acompañados de una buena taza de café de olla. Imagínate la mezcla: un tamal y una buena conversación con vistas a la Torre Eiffel. No sé si fue el sabor casero de los tamales o el ambiente tan acogedor, pero ese lugar se ganó mi corazón.
Reflexión final
París siempre será París, con sus museos, su arte y sus pastelerías. Pero si eres de los que buscan sabor y autenticidad, esos pequeños rincones mexicanos son una joya que debes explorar. Sé que muchos puristas podrían decir que nada como la comida en el lugar de origen, pero te aseguro que hay magia en descubrir estos sabores en un contexto tan diferente. Al final, la comida une mundos, rompe fronteras y, más que nada, nos hace sentir en casa, sin importar dónde estemos.
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Lo que siempre quisiste saber sobre la comida mexicana en París
¿Es realmente auténtica la comida mexicana en París?
No te voy a mentir, algunos lugares tienen un toque más «francés», pero he descubierto sitios donde la autenticidad se respira en cada mordisco. Solo es cuestión de saber buscar y, claro, arriesgarse a veces.
¿Es caro comer comida mexicana en París?
Depende del barrio y del lugar. Puedes encontrar precios para todos los bolsillos, desde taquerías accesibles hasta restaurantes más sofisticados. Lo bueno es que suele ser una experiencia que vale la pena.
¿Vale la pena explorar la comida mexicana en París si soy un fanático de la gastronomía francesa?
Definitivamente. Parte del encanto de París es su diversidad culinaria. Aventurarte más allá de las baguettes y croissants puede sorprenderte gratamente, y quién sabe, quizá encuentres tu nuevo plato favorito.
